martes, 29 de septiembre de 2009

Declaración pública en contra de la declaración pública

Hace algún tiempo que despierto agitado, caigo de mi cama 3 veces por noche, el color verde me persigue en los sueños, estoy inundado por la sensación de alegría, por la sensación de tranquilidad que tantas veces se conversó.
Vengo de un país extraño que no quiero volver a ver, vengo de un pasado terco y arrugado que se estira al pensar en el presente.
¿El presente? Claro, si todo era un limbo plagado de dudas y carreras sin meta. Pero ahora está todo en castellano, los idiomas extranjeros mal pronunciados quedaron atrás, aprendí la lengua de la selva y pretendo usarla. El olor a tierra mojada, el fin del verano, el otoño, la primavera, amé cada una de las épocas del año. ¡Me encanta la primavera!, los colores llenan de formas los parques y hasta el letrero de la micro se ve más feliz. Juro que tomaré tus manos cuando las juntes en modo de oración, y te acompañaré en cualquier aventura.
Canciones creadas, poemas creados, palabras inventadas, insultos inventados, todo sirve para llegar al todo, a la leña.
Sucede como tiene que suceder, como se quiso que sucediera, sin plan ni respuestas, tratos rotos, paciencia y más paciencia. He cambiado y se me nota, me lo noto yo mismo, y ya estaba bueno.
No puedo evitar flotar, no dejo de permitir que TODO juegue en mi cabeza como un niño pequeño rodeado de juguetes, lleno de colores y formas, las mismas de la primavera.
Ni quemar, ni destruir, ni sollozar, esta vez no hay sangre ni oscuridad, sólo hay cabida para seguir flotando libre y seguir cayendo de mi cama cuando el verde llena mi cabeza y mis sueños. Esto sí lo escribí yo.